martes, 13 de marzo de 2012

Sin fin

Circulando por los rincones de la casa las mejillas se pegan a las paredes con las lágrimas, me pregunto lo que vale mi vida sin tu aliento.



Y todo duele. Las arrugas inundadas de los ojos, las rodillas dobladas por el peso de la falta incrustada en los huesos, la aguja de tu ausencia sin sentido ni remedio, el profundo silencio con su martillo de plomo. La falta de movimiento alrededor de este quejido demuestra lo lejanos que nos quedan los muertos.



Imploro el soporte de los brazos que cerramos juntos. Cuando pusimos en juego toda nuestra sangre, nuestros músculos entonces se tensaron y se relajaron, de su ritmo se creó todo lo que luego disfrutamos juntos. Los sueños, los hijos y toda el alma repleta de vida como un proyecto.



Ahora que a mi pulso le falta tu latido, se que pronto también yo callaré con tu silencio sin fin.

3 comentarios:

Tatiana Aguilera dijo...

Deliciosa prosa, de una sensibilidad que es imposible quedarse sin expresar mi admiración por el escrito.
Un abrazo

susana zubicaray dijo...

Tú fuiste un día afortunado y tu ser conoció el latido compartido al unísono con otro ser. La felicidad y el dolor son las inseparables siamesas de las que está fabricada la vida, ojalá pudiéramos separarlas, ojalá existiera ese bisturí que nos permitiera otra existencia!
Te mando un abrazo gigantesco querido Sime.
Susana (prima de Inma)

Rimes dijo...

¿dónde te fuiste Sime?, que ganas de hablarte, mañana me hago mi primera eco de mamas y por la tarde voy por la biopsia, no se que hacer al respecto...es como estar anestesiada, incrédula de todo...no se que hacer...un abrazo Sime.